Una carta envenenada


23 de Julio, 1970
Mi Estimado Sr. Truman Capote
Esta no es la habitual carta de un fan — a menos que se refiera a los ceiling fans* de Panamá. Hablemos mejor de una carta “del lector” — las estadísticas vitales no están en mayúscula — una selección de notas marginales sobre el material enviado, como toda “escritura” que se envía a este departamento. He seguido su carrera literaria desde sus inicios, llevando a cabo en nombre del departamento que represento una serie de indagaciones tan exhaustivas como las que usted hizo en las recientes investigaciones en Sunflower State. He entrevistado a todos sus personajes, comenzando con Miriam — en el caso de ella, retener el azúcar durante un período de varios días fue un incentivo suficiente como para hacerla bastante comunicativa — prefiero tener todos los hechos a mi disposición antes de tomar medidas. Además, debo decir que he leído el reciente intercambio de genialidades entre el Sr. Kenneth Tynan y usted. Siento que ha sido demasiado indulgente. También me llamó la atención su reciente aparición ante el comité del senado, ocasión en la que usted habló a favor de continuar con la presente práctica de extraer confesiones de un acusado y negarle a éste el derecho de consultar previamente al cónsul antes de hacer una declaración. Usted además se ha desvalorizado reiterando el banal argumento que hace eco a través de cartas al editor cada vez que se plantea el tema de la pena de muerte: “¿Por qué toda esta simpatía por el asesino y ninguna por sus víctimas inocentes?”. Tengo presente el compromiso de leer toda su obra publicada. El trabajo inicial fue prometedor en muchos aspectos — me refiero particularmente a los cuentos cortos. Les concedió un área de desarrollo psíquico. Por un momento pareció como si fuera a hacer un buen uso de esa concesión. En su lugar, usted eligió vender un talento que no es suyo como para que sea vendido. Ha publicado un libro ilegible y aburrido que bien podría haber sido escrito por cualquier escritor del The New Yorker  (un periódico encubiertamente reaccionario dedicado a los intereses de la riqueza estadounidense). Ha puesto sus servicios a disposición de los intereses de quienes están convirtiendo a Estados Unidos en un estado policial por el simple hecho de fomentar deliberadamente las condiciones que aumentan la criminalidad y que luego exigen la fuerza policial y la retención de la pena de muerte para hacer frente a la situación que ellos mismos han creado. Usted ha traicionado y vendido el talento que le otorgó este departamento. Ese talento, ahora, oficialmente se le ha retirado. Disfrute su dinero sucio. Nunca obtendrás otra cosa. Nunca más volverás a escribir una sentencia que sobrepase el nivel de In Cold Blood. Como escritor estás terminado. Cambio y fuera. ¿Puedes seguirme? ¿Sabes quién soy? Usted me conoce, Truman. Me conoce desde hace mucho tiempo. Esta es mi última visita.
* Juego de palabras de Burroughs, ceiling fans: ventiladores de techo.

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