El escritor salvaje


El recientemente rescatado Los chicos salvajes (1971) es en ese sentido una obra de transición, un oscilar entre el relato reconocible y el pastiche asociativo, el cuento y la novela, el fragmento y la totalidad. Las marcas de Burroughs están aquí presentes como un torbellino hilarante, vertiginoso y terrorífico en el que se revuelven diálogos, visiones, anécdotas, refusilos poéticos y trances pornográficos.

Los chicos salvajes extrae su título de turbas clandestinas de muchachos multirraciales diseminados en desiertos y montañas, ciudades y junglas, erigidos en una red global que combate a los agentes represivos del planeta. Armas extravagantes, ungüentos corporales, rituales mágicos, contrabando de sustancias, un idioma común y golpes maestros de guerrilla son los rasgos que imagina Burroughs para su ejército marginal e incorruptible, un ente colectivo en el que implosionan el candor paradisíaco y la furia revolucionaria, la lírica interior y la política exterior, la fantasía de ciencia-ficción y la peripecia bélica.

La libertad extática de Los chicos salvajes es ante todo repitición, consolidación de un trazado, remix de un imaginario. Por momentos la combustión típicamente burroughsiana de cuartos deprimentes, agujas inyectables, revólveres, seres estrafalarios de revista pulp y complots de ultratumba parecen una mera excusa para el regodeo perezoso en extensos pasajes de un erotismo tan explícito como tierno, tan clínico como apasionado, donde el autor estadounidense abunda en excrecencias, fluidos y perversiones que exhiben como protagonistas a sus incondicionales y condicionados efebos.

Pero Los chicos salvajes también atesora excepcionales granadas joviales en capítulos como “Le Gran Luxe”, entrada por la puerta grande a una mansión opulenta en la que se dan lugar menúes báquicos, pasatiempos oníricos, ensambles de épocas, sexo sin fin y alimento para las bestias, una muestra de que el mejor Burroughs puede ser igual de eficaz que sus pupilos.



Los chicos salvajes 
William S. Burroughs
El Cuenco de Plata
189 páginas
$ 349




Fuente Javier Mattio La Voz

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